«Llorar no Significa ser Débil: la Necesidad de Llorar por ser Muy Fuerte

Ser fuerte es agotador. A veces nos cansamos, llegamos al límite de nuestras fuerzas y, simplemente, nos dejamos llevar. Llorar no es rendirse, ni aún menos es signo de debilidad. En ocasiones no tenemos más remedio que recurrir a este desahogo necesitado porque estamos cansadas.

Cansadas de ser fuertes. Porque la vida exige demasiado, y quienes nos rodean no siempre son conscientes de todo lo que damos a cambio de nada.  No lleves el peso del mundo a tus espaldas. Carga con todo aquello que de verdad es esencial para ti y no olvides nunca que tu corazón necesita de un espacio privilegiado para ti misma. Y si necesitas llorar, hazlo, porque solo los más fuertes pueden permitírselo.

No se puede ser fuerte todos los días

Es posible que también a ti te educaran bajo esa idea de que las lágrimas deben «tragarse». De que la vida es dura y que llorar no sirve de nada. Esta idea, a largo plazo, puede ocasionarnos problemas muy serios a nivel emocional.

«A veces llorar parece tonto, pero muchas veces las palabras no pueden decir lo que las lágrimas pueden expresar.  ¿Cuántas veces ha llorado alguna de las partes en nuestra sala de mediación? ¿Cuántas veces has pensado en que no eran lágrimas sentidas? ¿Cómo actuaste? ¿Se aceleró tu respiración? ¿Casi lloras tú?.

El llanto se asocia tradicionalmente a debilidad. Pero reprimirlo no es algo positivo porque las lágrimas deben ayudan a gestionar el estado emocional.

Las ganas de llorar es la respuesta del organismo que permite que las partes expresen y liberen su estado emocional.

Aunque mayoritariamente se asocia a sentimientos negativos como la pena, la tristeza, la impotencia, la melancolía, la rabia o el dolor, hay también algunas vivencias positivas que pueden hacer aflorar las lágrimas tales como el agradecimiento, la alegría. El llanto es la manifestación de un estado emocional.

Llorar tiene la utilidad positiva en algunos casos, de mejorar el estado de ánimo de la parte que llora. Depende de la situación. Hay una variable que parece ser decisiva para conseguir ese aspecto positivo, que la persona que esta llorando reciba apoyo durante esos momentos.

Pueden buscan suscitar empatía en la otra parte o en el mediador. Llorar delante de terceros provoca que nos presten más atención. Lloran y observan las reacciones de los demás…

Respecto a los aspectos fisiológicos, el llanto hace que se liberen dos hormonas: los opiáceos y la oxitocina. Ambas tienen la capacidad de hacer que el dolor no sea tan fuerte. Además las lágrimas lubrican y protegen los ojos.

Hasta el árbol más resistente cede ante un tsunami

Ahora lloras, te desahogas. Es normal. Hasta el árbol más fuerte cede ante la braveza de un tsunami. No eres de piedra. Sin embargo, has soportado golpes de muchos frentes. Lo peor que podrías hacer sería aguantar esas lágrimas. Tragártelas todas y fingir que no necesitas sacarlas fuera. Pero, sabes que tarde o temprano acabarás llorando. Por mucho que retrases ese momento, llegará.

Nadie puede ser fuerte todos los días de su vida. Mucho menos cuando todo a su alrededor se ha vuelto en su contra, así que llora. Saca toda esa rabia, esa frustración y ese cansancio que llevas dentro. Te sentirás mucho mejor después de hacerlo. Al fin y al cabo, todos terminamos cediendo ante tamaña presión, como el árbol más robusto, al que aludíamos antes.

Ser resistentes es toda una responsabilidad, que debe encontrar, sin embargo, el cauce para ser liberada. También esto es una cuestión de sobrevivencia. Acepta esto y permítete flaquear de vez en cuando.

Llorar te ayudará

Sin embargo, hay algo aún más importante que tienes que aprender a hacer: Aceptar que no puedes ser siempre ese muro donde los demás se apoyen, esa viga que lo sostiene todo. Permítete ser débil en ocasiones. También se vale llorar, derrumbarse. Nada hay más humano. Solamente aceptando esto, podrás resurgir y tomar medidas que te protejan. Y, sobre todo, que no te lleven a situaciones que terminen por comprometer tu salud mental.

Solo tú sabes hasta dónde puedes llegar. Evita vaciarte del todo. No te sientas culpable si no eres capaz de soportar todo ese peso. Llorar te ayudará a recuperar esas fuerzas que, en los momentos más críticos o de desesperanza, crees perdidas.