La presión alta de la sangre o Hipertensión, puede pasar inadvertida por mucho tiempo y provocar serios daños, como por ejemplo, un derrame cerebral, un ataque al corazón o insuficiencia renal, entre otros serios problemas de salud. Por eso a la Hipertensión Arterial también se le conoce como “el asesino silencioso”.
Por esta razón, cuando el médico le diagnostica la Hipertensión, debe realizarle una serie de exámenes para detectar cualquier problema de salud que pudiese tener y que esté provocando que su presión arterial aumente.
A continuación describimos algunos de los exámenes que el médico deberá realizarle, para detectar cuál es el problema de salud que está ocasionándole la Hipertensión Arterial secundaria:
1. Electrocardiograma (EKG o ECG)
El ECG reconoce los impulsos eléctricos del corazón, y es uno de los exámenes más comunes para detectar problemas cardíacos. De acuerdo con la Clínica Mayo, este examen permite detectar arritmias, defectos cardíacos e incluso estrechamiento de las arterias. Es un estudio básico que todo cardiólogo obtiene en los pacientes que examina.
2. Ecocardiograma (ECHO)
“El ecocardiograma es un ultrasonido que permite observar la estructura y la morfología del corazón, así como el funcionamiento del músculo cardíaco y sus cuatro válvulas”, dice el Dr. Michelena. Este examen permite detectar problemas en en la contracción del músculo cardíaco, estimar las presiones dentro del corazón, y provee información completa del funcionamiento de las válvulas.
3. Rayos X del tórax
Según el Dr. Michelena, “Esta prueba permite detectar problemas relativos al tamaño, posición y forma del corazón, así como en los grandes vasos sanguíneos que llegan y salen de él”. Además, permitiría diferenciar si los síntomas están relacionados con el corazón o con problemas en los pulmones.
4. Prueba de esfuerzo
Para esta prueba el paciente camina sobre una banda o utiliza una bicicleta fija mientras se graba un electrocardiograma continuo. Éste es el test más utilizado para diagnosticar enfermedad coronaria, y también permite observar la cantidad de oxígeno que recibe el corazón durante el esfuerzo, la frecuencia cardíaca y la presión arterial, informa la AHA.
5. Examen de calcio coronario
“En este examen se realiza una tomografía computarizada para observar si existen depósitos de calcio en las arterias coronarias”, explica el Dr. Michelena. La presencia de calcio en las arterias ayudaría a predecir el riesgo de accidentes cardíacos en el futuro. Se recomendaría a pacientes con riesgo intermedio y sin síntomas.
6. Ultrasonido carotídeo
Este examen consiste en un ultrasonido sobre el cuello; el objetivo es medir las capas internas de las arterias carótidas: si son muy gruesas, existiría un mayor riesgo de problemas cardiovasculares. Se recomienda a pacientes con riesgo intermedio que presentan hipertensión, diabetes o colesterol alto.
7. Examen de colesterol
“Un examen que indique los niveles totales de colesterol, así como el nivel de triglicéridos y de colesterol LDL y HDL es imprescindible a partir de los 20 años”, asegura el Dr. Michelena. Si es alto, el colesterol podría adherirse a las arterias formando una placa, lo que elevaría riesgo de infarto o ataque cerebral.
8. PCR de alta sensibilidad
La proteína C-reactiva (PCR) es una sustancia producida en el cuerpo en respuesta a la inflamación; altos niveles de PCR estarían relacionados con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca. “Esto se debería a que la enfermedad de las arterias coronarias tiene un componente inflamatorio muy importante”, explica el Dr. Michelena.
9. Examen de glucosa A1C
Este examen mide el promedio de glucosa en la sangre de los últimos tres meses, y se recomienda a pacientes diabéticos para saber si tienen un correcto control de la glucosa. Podría parecer ajeno al corazón, pero “La diabetes está estrechamente relacionada con la enfermedad coronaria”, explica el Dr. Michelena.
10. Pruebas genéticas
Se conocen pocos genes que eleven el riesgo de males cardíacos, por lo que estas pruebas sería poco útiles si se busca prevenir. Un test genético ayudaría a elegir el tratamiento de algunos pacientes cuyos genes los hacen resistentes a algunos medicamentos; en estos casos, un examen permitiría conocer qué drogas son las más adecuadas para ellos.